El Evangelio de Jesús, siempre interroga, cura, sana y humaniza. Parece que se
queda en el más acá y si me apuran, es más humano y social que religioso.
Puede haber mandatos religiosos que entren en conflicto con exigencias humanas,
como enterrar al Padre? Lo más específico del ser humano es el cariño, el amor
que se expresa en las relaciones interpersonales y en la convivencia. Lo que
verdaderamente nos humaniza es el amor y la ternura. Entonces, Dios, que es amor
no puede entrar en conflicto con lo humano. Eso sería negarse a sí mismo.
Por otra parte, lo religioso, no puede suplantar o anular lo humano. Eso sería caer
en la falsedad. Entonces ¿Cómo entender el dicho de Jesús?: “Sígueme y deja que
los muertos entierren a los muertos” (Lc. 9, 60).
En definitiva, lo que quiere Jesús, a toda costa, que el dinero, la relación con la
familia, los emprendimientos sociales y hasta religiosos, que en vez de
humanizarnos, nos deshumanicen, que es lo que ocurre con frecuencia y eso no lo
quiere Jesús.
El seguimiento de Jesús es la forma perfecta de humanización, un proyecto de
humanización, basado en el amor, la libertad, la dignidad y la liberación de todas las
esclavitudes y pecados.
Afirmo con José María Castillo: El discernimiento y seguimiento de Jesús, si no es
racional, comprensivo, sensible al dolor, compasivo, benigno, benéfico, en una
palabra, si no humaniza, no lleva la marca del VIVIENTE, Jesús de Nazaret. Su
marca es la humanización.
nicolás castellanos franco osa